Costa Rica 95 ¿Al rescate de México?
Breve y al grano, es mi humilde opinión que no le pinta un buen futuro a la cafeticultura mexicana. A los muchos problemas que el campo ya tiene, como incertidumbre respecto a los precios, nulo apoyo estatal real al sector, muy baja investigación nacional, cambio climático etc. Me temo que hay que agregar, la renovación de cafetales de manera des informada, en resumen, la siembra masiva de la variedad Costa Rica 95. Me parece que la única motivación justificable que existe para sembrar Catimores es su resistencia a la roya, se que en este momento eso ya es mucho para la mayoría, pero, porque nos cuesta tanto trabajo a los mexicanos pensar a largo plazo? En síntesis me preocupan los siguientes puntos.
1.- De todos los Catimores, es decir, las variedades Colombia, Oro Azteca y Costa Rica 95, la que tiene peor desempeño es la última, con los más bajos rendimientos en café cereza, en verdad me genera una enorme duda la razón de porque sí se busca resistencia a roya no se sembró la variedad Oro Azteca, quizá la razón es que está variedad fue utilizada por muchos productores y después de un tiempo quedaron vacunados contra el gusto por esta variedad debido a que en un corto plazo perdía su productividad, que absurdo, Oro Azteca tiene la misma genética del Costa Rica 95, básicamente es la misma planta tropicalizada a México, no se que se puede esperar de una variedad hecha para otro país, donde por cierto no es una variedad popular.
2.- Los Catimores fueron diseñados para otro sistema agronómico, con los cuales los agricultores mexicanos no están familiarizados, siembra intensiva, a pleno sol y con uso de agroquimicos. Mientras que afortunadamente la mayoría de los cafetales en México se siembran bajo sombra y se tienden mucho a usar abonos naturales.
3.- Su evaluación en taza es de las mas bajas que existen dentro d las variedades comerciales, principalmente por la carencia de acidez compleja y una resaltada nota astringente, hay que recordar que Costa Rica no recomienda el uso de esta variedad en su país.
4.- la mayoría de los productores se sienten atraídos por la resistencia a la roya, en su mayoría no tienen el deseo de aplicar fungicidas sistemicos a base de cobre ya que es considerado un costo extra, que oscila en los $1,200 ($66 USD. 2016) anuales por hectárea de producto en tres aplicaciones más el costo de mano de obra para la misma, sin embargo, los Catimores al tener una gran demanda de luz solar, la tendencia para su funcionamiento será la tala de los bosques para proporcionar dicha luz a estas variedades, lo cual aumentará el crecimiento de plantas que conviven con el cafetal y por ende la necesidad de chapeos, podas y deshijadas. Más el costo ambiental que no paga el productor pero sí paga la sociedad completa. Ahora resulta que saldrá más caro el remedio que la enfermedad ya que esto acelera el cambio climática, círculo vicioso.
5.-Otro costo extra presente en los Catimores del cual pocos hablan en México, está relacionada con el ciclo productivo de estas variedades el cual es de 5 años y con la bendición de Dios más buenas prácticas agrícolas se puede extender a 7 años, lo cual significa que de manera eficiente estas variedades entregarán de 4 a 6 cosechas. No se podan, se renuevan, esto significa costos elevados de mano de obra por hectárea para atender esta necesidad.
Claro que en México, donde el productor está sólo, y sin acceso a información aplicada a nuestro país, parece atractivo el uso de la variedad CR95, uno pasa por los cafetales y ve estas variedades de porte bajo llenas de follaje a lado de las variedades tradicionales pelonas y casi muertas, la culpa la tiene la roya y el cambio climático, pero su mayor cómplice, y aunque duela, es el productor que abandono el cafetal, que no hace fertilización adecuada, y no aplico fungicidas a tiempo. Yo se que esto no agrada, y que todos culpan al gobierno, y claro que tiene responsabilidad, en lo personal no espero nada de nuestro gobierno, lo único que se es que yo vivo del café, por lo tanto yo cuido el cafetal.
